viernes, 13 de enero de 2012

¿Legislatura educativa? Un paseo por Castejón muy educativo

Foto 1
Hoy la Comisión de Educación del Parlamento de Navarra ha realizado una visita a las instalaciones donde se imparte el primer ciclo de ESO en el Colegio Público Dos de Mayo de Castejón. La visita fue solicitada por Nafarroa Bai, dadas las noticias que teníamos sobre las condiciones en que se desenvuelve la actividad del centro. Hace ya años que, ante la falta de espacio, se recurrió a alquilar algunas aulas en un edificio perteneciente a una congregación religiosa, que había albergado un colegio ya para entonces cerrado. El alquiler se paga según el espacio ocupado. Hasta el año pasado suponía unos 30.000 euros anuales, que se han incrementado porque este curso ha sido necesario alquilar un aula más. La propietaria del edificio no ha realizado ninguna mejora en el mismo.

Entrar en el edificio ya es retroceder cuarenta años o (si tomamos como referencia el mundo actual) viajar unos miles de kilómetros hacia ese maltratado Sur que alimenta con su miseria nuestro bienestar. Y eso que muy recientemente, al estilo de lo que ocurría en otros tiempos cuando había visitas de inspección, se le ha lavado la cara, con una somera mano de pintura a techos y paredes. Con todo, ya se vuelven a ver desconchones.
Foto 2

Encontramos junto a la entrada una "sala de profesores" (foto 1) con una puerta hace tiempo enajenada de su marco. Es en realidad una especie de garita de conserje, un cuchitril cuyo escuálido equipamiento hace que la actividad docente rebase generosamente lo meritorio para adentrarse en lo heroico.

El patio (foto 2) lo es en tanto que "espacio cerrado con paredes o galerías, que en las casas y otros edificios se suele dejar al descubierto" (DRAE). Pero no tiene nada que ver con lo que comúnmente podríamos entender por un patio escolar. Paredes desangeladas y tenues restos de pintura que un día dibujaron pistas deportivas. El escaso y anacrónico equipamiento aún hace más aguda la impresión de desamparo.

Foto 3
La visita continúa en el gimnasio. Espalderas rotas, patéticas cuerdas desgastadas colgando de un techo que inspira poca confianza. Dos anillas que ya serían antiguas cuando Joaquín Blume hacía sus primeros pinitos. Paredes desconchadas que se caen a girones y esparcen sus excrecencias por el suelo (fotos 3 y 4). Y todo ello en una atmósfera asfixiante y un fuerte olor a gasóleo procedente del vecino y ruidoso cuarto de calderas, separado sólo por una reja.

Todo hay que decirlo, si hay cuarto de calderas es porque hay calefacción, pero sólo en las aulas. Será por aquello de fortalecer los espíritus y que no se den tan fácilmente a la corruptora molicie que propicia el excesivo y no ganado bienestar, el caso es que al pasillo hay que salir con abrigo.

Hay cuatro aulas que, al decir de un miembro de la Comisión, "no están tan mal". Es lo que tienen las comparaciones, todo es relativo. Anegados como estamos en ese océano de complacencia que es la propaganda oficial de UPSN, que se diga eso de unas aulas porque se ubican en un contexto cochambroso debería hacer pensar.
Foto 4

Sabemos que el aula de usos múltiples lo es porque nos lo dicen. Sin la advertencia previa bien se podría pensar que estábamos en un trastero o un almacén. El aula de tecnología (foto 5) lo es siempre y cuando renunciemos a su ubicación temporal. Los bancos de trabajo han conocido tiempos mejores, aunque, todo hay que decirlo, en las estanterías también se pueden ver herramientas modernas.

El aula de informática es una muestra de diacronía que oscila entre lo vintage y el esperpento (foto 6). Ordenadores relativamente recientes sustentan monitores antiguos sobre un fondo de plásticos negros a modo de cortinas new age para suplir la ausencia de cristales. La instalación eléctrica aquí parece más adecuada que en otras zonas, donde los enchufes dan miedo, por no hablar de interruptores situados justo al lado de lavabos.
Foto 5

El laboratorio podría servir de escenario para alguna película de las denominadas de época, con el añadido de un pequeño mueble con el encanto de los sesenta o una vitrina que, previa restauración, tendría buena venta en almoneda. Algún bicho disecado añade verosimilitud al conjunto.

Si el corazón tiene razones que la razón no entiende, el organismo humano tiene necesidades que no por repugnar a espíritus refinados dejan de ser perentorias y reclaman también la debida dignidad e higiene. Pues bien, los lavabos (en este caso masculinos, no era cosa de violentar conciencias o zaherir pudores) no desmerecen del conjunto (foto 7). Las vasijas y las tuberías ha habido que renovarlas recientemente porque cuanto allí se ventilaba tenía fiel reflejo en el piso de abajo, a la sazón lavabo de chicas. De ahí los parches en paredes y suelo.
Foto 6

En suma, una visita muy ilustrativa de la trastienda del sistema educativo navarro, de lo que no se ve, de lo que se oculta, incluso de lo que se niega como si eso fuera suficiente para que dejara de existir. En esta Navarra del derroche, de la exhibición de brillantes registros incluso europeos, nos encontramos con casos como este que pasaría por una muestra amable de vintage si no fuera porque es nada menos que un centro educativo al que van ciudadanos y ciudadanas de familias que pagan sus impuestos y tienen perfecto derecho a reclamar un lugar digno en la sociedad con las mismas oportunidades y la misma atención a sus capacidades que el resto. Si Barcina quiere que esta sea una legislatura educativa, ahí tiene tajo para empezar.


Foto 7

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