lunes, 13 de diciembre de 2010

Las deslocalizaciones de UPN

El final de la legislatura, como era de prever, está impregnado de ese aire entre melancólico y decadente que suele caracterizar los traspasos de caudillaje: mientras el saliente se empeña en dejar claro continuamente que sigue mandando, la aspirante pretende dar a entender que las cosas han cambiado, y seguirán cambiando, aun a costa de enmendar la plana a su mentor: necesita demostrar y consolidar su aún incipiente poder. Los cortesanos, por su parte, se esmeran en captar las variaciones en los delicados equilibrios del poder y se van deslizando hacia el nuevo sol, procurando no quedar con las posaderas al aire ni herir innecesariamente a quien, desprovisto ya del dedo munificente, poco tiene que ofrecer. Agazapado en las sombras, algún heredero despechado habrá (siempre los hay), tejiendo apoyos, evaluando riesgos y esperando acontecimientos.