viernes, 20 de abril de 2012

Telón. Naufragio y desguace de Caja Navarra

Es costumbre tanto de los miembros del Gobierno de Navarra como de sus copartidarios parlamentarios achacar a la oposición que no presenta propuestas, lo cual no sólo es falso, sino que cuando se presentan son, las más de las veces, expeditiva y sistemáticamente rechazadas sin mayores contemplaciones. Igualmente suelen achacar a la oposición el pecado de catastrofismo y tienden con considerable desparpajo no sólo a desvincular efectos de causas (sus actuaciones políticas), sino a darles la vuelta y colgarse medallas incluso por los desmanes.

domingo, 15 de abril de 2012

El dogma de la austeridad o cómo no salir de la crisis


En Europa se ha ido imponiendo una visión dogmática de la economía y de la política económica. Como tal, lógicamente, se basa en dogmas, que hay que aplicar a cualquier precio. Uno de ellos es el de la austeridad. El razonamiento subyacente no es complicado: la austeridad de las cuentas públicas lleva a una mejora de los saldos presupuestarios, que permite reducir el nivel de endeudamiento, recuperar la confianza de los mercados y, por ende, la senda del crecimiento económico. Es la denominada “austeridad expansiva”. Todo se basa en algo tan vaporoso e inasible como la confianza -más bien en una concreta axiomatización de la confianza-, bien adobado por una batería de artículos teóricos basados en supuestos como que una economía se comporta de la misma manera, ya esté en una fase expansiva, recesiva o sumida en el pozo de la depresión; o que el sector privado se comporta racionalmente, frente a la irracionalidad (y por tanto ineficiencia) de lo público. Se suele ignorar la existencia de equilibrios múltiples o de profecías que se autocumplen, precisamente porque el comportamiento de los agentes económicos dista mucho de la racionalidad que se supone a ese perfecto imbécil que es el homo œconomicus.

sábado, 14 de abril de 2012

Valores republicanos


In memoriam Lino García Erro, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Cáseda, asesinado el 4 de diciembre de 1936

Cada año, al aproximarse el 14 de abril, se vuelve a hablar no sólo de la República, sino de los valores republicanos. ¿Existen realmente tales valores? ¿Cuáles son? ¿Los de Sarkozy o los de Ahmadineyad? ¿Deben todos ser metidos en el mismo saco por mor de la tan traída y llevada —y quizá mal entendida— transversalidad? En principio, el concepto de república es neutro y en él caben, como demuestra la experiencia, tanto democracias, en cualquiera de sus versiones, como dictaduras o teocracias. ¿Por qué, pues, lo asociamos a determinados valores?