viernes, 23 de octubre de 2009

Educación, ¿para qué? ¡Que piensen otros!

Uno de los tópicos más socorridos por políticos, planificadores y analistas es el de la importancia de la educación y la investigación. No hay plan, propuesta, acuerdo o negocio político que se precie que no contenga el consabido panegírico de tales categorías. Otra cosa es la práctica. Diríase que hemos llegado a un punto en que lo que cuenta es generar un titular o un discurso de veinte segundos, sin que importe lo que venga detrás, su contenido real y su efectiva plasmación práctica. Quizá es que hemos pasado ya de la democracia de audiencias a una democracia (o lo que sea) de titulares o de propósitos, en la que sólo importa su mera enunciación.