domingo, 13 de agosto de 2017

Salesianos: hay cosas que no cambian

Cuando se habla de la envenenada herencia que dejó UPN, se suele citar el conocidísimo rosario de monumentos al derroche y a la ruina. Por si ello fuera poco, el obligado oreo de las alfombras palaciegas ha ido mostrando agujeros, deudas, fruto de la negligencia, la incapacidad o el afán de ocultación (ahí están los cincuenta millones de la Ciudad del Transporte). Una última serie de trapazas en forma de gravosas hipotecas (no sólo económicas), es la de las sombras: la de los peajes y la no menos alargada de tantos PSIS, amenazas casi ciertas de agresiones urbanísticas, paisajísticas, ambientales o de otro tipo, de difícil resolución por la previa y premeditada generación —y ese es el truco— de derechos indemnizatorios.