Una de las cosas que más expectación viene suscitando estos días es la salida que dará el Gobierno al asunto (feo) de los sueldos. Hasta ahora se daba oficialmente por cierto que teníamos una Administración muy austera que remuneraba escasamente a sus cargos públicos. El lehendakari Sanz alardeaba de ser el presidente peor pagado de todas las Comunidades Autonomas. Que las cosas no eran exactamente así se sabía, que no piensen que se la estaban colando a la opinión pública. Pero una cosa es saber y otra verlo de forma palmaria, ponerlo negro sobre blanco como hizo el excelente trabajo periodístico de Dario de Noticias. El mismo Consejero de Economía tuvo más desparpajo que vergüenza al argumentar que las dietas eran parte del sueldo. Así que sutilmente se pasó de esgrimir los sueldos que aparecen en el BON, los "oficiales" a dejar caer que también en el Gobierno de Navarra se merecen retribuciones dignas y que lo que se cobraba mediante dietas deberán cobrarlo ahora igualmente. Para ellos la diferencia es sólo de partida presupuestaria.
Todavía no tenemos toda la información, pero a tenor de lo que ha publicado la prensa esta mañana (véase la tabla), la Presidenta se incrementa su retribución "oficial" en un 34%, los Vicepresidentes en un 25% y los Consejeros un 18%. En un año de congelación salarial, con sombrías perspectivas y cuando además estas cifras forman parte de un presupuesto socialmente muy restrictivo, es una buena forma de dar ejemplo.
Pero hay más: el Gobierno dice que esas retribuciones suponen recortar la de la Presidenta en un 43% y la de los Consejeros en un 26%. Son dignos de conmiseración. Si rebañamos esas monedas de céntimos que pululan por las casas, igual podemos compensarles del quebranto en solidario auzolán. Pero si esas reducciones son reales, significa que en 2011 la retribución de la Presidenta era equivalente a 162.000 euros anuales, la de los Vicepresidentes de 109.000 y la de los Consejeros 102.000. Vaya, vaya.
Y con todo, ya podrán disculpar el escepticismo, pero sobran razones para pensar que no es todo. Lo mismo que, si hacemos caso a Barcina, da vértido pensar en lo que puede cobrar un vicerrector de la UPNA.
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