Una de dos, o la jerarquía eclesiástica y sus adláteres (neocatecumenales o Foro de la Familia, por ejemplo) son mentirosos contumaces o son capaces de repetir hasta la náusea el milagro de los panes y los peces. Porque es demasiada casualidad que cuando la Conferencia Episcopal alienta directa o indirectamente una manifestación, las cifras que surgen del proceso de razonamiento y la aplicación de técnicas de cálculo convencionales difieren sustancialmente de las que ofrecen los organizadores. Y si no, veamos.
Manifestación del 18 de junio de 2005. La imagen de Rouco con gorra de béisbol y gafas negras, ejerciendo de capo di tutti capi entre otros obispos de parecida guisa es imborrable. Pero más allá de la anécdota, los organizadores de la manifa dieron una cifra de 1.500.000 participantes. El cálculo del periódico El País, que puede calificarse de generoso puesto que se basaba en una ocupación de cuatro personas por metro cuadrado, estimaba la asistencia en 180.000 personas. El factor de multiplicación es, pues, de 8,33.
Manifestación del 30 de diciembre de 2007. Conmovedor e iluminador llamamiento de Rouco y García-Gasco en favor de la democracia y los derechos humanos. Hasta dónde llegará nuestra ignorancia que desconocíamos que ampliando derechos y libertades de los individuos se pone en peligro la misma democracia. Hay que decir en nuestro descargo que si san Agustín no pudo con lo de la Santísima Trinidad, ¿cómo vamos a poder nosotros, ignaros mortales, con semejante misterio? Pero vayamos a lo que interesa. La organización proporciona una cifra de 2.000.000 de asistentes. El periódico El País, aplicando una ocupación media por metro cuadrado de dos o tres personas, según zonas, obtiene un total de algo menos de 160.000 manifestantes. He de decir que no tengo una devoción especial por ese periódico, pero suele ser riguroso y certero en estos cálculos y, además, proporciona el método utilizado. A mayor abundamiento, es sintomático que en este caso la Comunidad de Madrid, fuente audaz, poco comedida y muy proclive al falseamiento de datos, no ha ofrecido ninguna estimación. El factor de multiplicación es de 12,5.
¿Qué pasa con el original, esto es, la multiplicación de los panes y los peces? Con ligeras variaciones, aparece narrado en los evangelios de san Marcos (6, 1-15) y san Juan (6, 30-46) (san Marcos vuelve a narrar un episodio similar unos capítulos más adelante, seguramente por despiste). Es el caso que con cinco panes y dos peces se dio de comer a una muchedumbre de 5.000 hombres. Y digo hombres porque no queda claro si sólo había hombres, si sólo se dio de comer a los hombres o si sólo se cuentan los hombres porque el resto (presumiblemente mujeres y niños) no es digno de consideración. Por no hacer cálculos complicados y tener que asignar ponderaciones a panes y peces, se puede admitir que, en una tesitura como la que había, con cinco panes y dos peces podían comer entre tres y cinco personas (en aquella época la dieta mediterránea consistía en cereales y vino). Esto significa un factor de multiplicación de 1.250, muy lejos, pues, de los émulos actuales.
Ciertamente, son posibles algunas correcciones sobre las estimaciones basadas en la ocupación del suelo. Por ejemplo, téngase en cuenta que en las dos manifestaciones había un buen puñado de asistentes que eran menores y que, por tanto, estaban haciendo bulto pero no asistían libremente. Dadas las características del colectivo al que se dirigían las convocatorias, cabe suponer que la proporción de menores es mayor que en un colectivo representativo de la población. Quedémonos con los que tienen menos de 16 años, que representan el 16 por ciento de la población española. Supongamos, pues, que en estas manifestaciones los menores de 16 años son el 20 por ciento. Añadamos a ello que los niños, pese a tener menos volumen, ocupan más espacio, ya sea por sus naturales necesidades de movilidad, ya sea porque van en carritos. Por no ser drásticos, rebajaremos los cálculos en una persona por metro cuadrado en ambas manifestaciones, salvo en la del pasado día 30 en las zonas de la calle de Génova, Castellana y Recoletos, donde se mantienen las dos personas por metro cuadrado de la estimación inicial. Con esta corrección, quedarían 135.000 asistentes en 2005 y 137.000 en la del día 30. Descontando los menores de 16 años, da un total de 108.000 y 110.000, lo que eleva el factor de multiplicación a, respectivamente, 13,90 y 18,18, todavía muy lejos del original.
Aún sería posible algún perfeccionamiento más sutil. Por ejemplo, ¿cabe contabilizar como asistentes a una manifestación en favor de la familia a personas que están retiradas de la vida familiar convencional y alimentan formas «familiares» peculiares, alejadas del estándar católico y de tipo cuasimilitar, con voto de obediencia y sometimiento disciplinario incluidos? Me refiero, claro está, a tantos clérigos como se veían en las dos manifestaciones. Pero la exclusión de ese colectivo tampoco va a mejorar tanto el resultado.
La conclusión más pertinente es, creo yo, que una mentira tan gorda no puede justificarse por el cándido afán de emular al Maestro (se quedan muy lejos de su proeza), sino por la pura ambición de engañar, siguiendo a otro maestro, el que decía que una mentira repetida muchas veces se convierte en una verdad.
Y un tema de reflexión. Ambas manifestaciones han tenido lugar para pedir la reducción de derechos (y eso es discriminación, no precisamente positiva) a personas concretas. Y a pesar de eso, siguen recibiendo cuantiosos fondos públicos (no se olvide que la dichosa crucecita de la declaración del IRPF es, exclusivamente, para los sueldos de curas y obispos). No hace mucho han propugnado el incumplimiento de la ley por funcionarios y ciudadanos ¿Qué pasaría si cualquier otro colectivo hiciera lo mismo? A qué espera Garzón para abrir un procedimiento de ilegalización de la Iglesia católica, meter en chirona a Rouco y sus secuaces e incautar los bienes eclesiásticos? ¿O es que las exigencias no son iguales para todos? ¿Va a resultar cierto que quienes forman el clero católico son ciudadanos superiores a los demás?
Chapeau, Juan Carlos! Hasta los que somos de letras sospechábamos esos errores "de bultos", pero aclarar el volumen preciso de errores siempre es satisfactorio.
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