Publica estos días la prensa (ver Diario de Noticias del 15 de enero) que vecinos de la Txantrea han recurrido ante el Tribunal Administrativo de Navarra la aprobación definitiva del Plan Parcial Chantrea Sur, cuyo elemento central es el vial de Irubide. Se quiere presentar este vial como un cierre adecuado para el borde sur de la Txantrea y excusa para la construcción de viviendas (la gran coartada para los desmanes urbanísticos). Sin embargo, tal como está concebido y salvo modificaciones cosméticas para hacerlo más presentable, se trata de un vial de gran capacidad (dos carriles en cada sentido con mediana de separación). Su carácter de vía rápida se ve favorecido porque únicamente se prevén dos rotondas y en el tramo más próximo a Irubide. Se erige, pues, en una auténtica barrera entre la zona verde prevista (sólo prevista, habrá que ver si no es un señuelo para calmar de momento a los vecinos) y las casas.
¿Cuál es su finalidad? Además de esa función de «cierre», sería estrictamente vecinal. Pero para eso no hace falta un vial de gran capacidad. Habría que ver incluso si es necesaria la vía, aunque sea en forma de boulevard, como en su día propuso el PSN. Pero si se observa el mapa de Pamplona, se ve claramente que forma parte de un eje, parcialmente construido ya, que iría desde la variante de Burlada hacia San Jorge, San Juan o Landaben, pasando por El Vergel y el puente de las Oblatas, por lo que es susceptible de recoger elevados flujos de tráfico. El proyecto presentado es parcial, esto es, se ignora (quizá deliberadamente) el resto del trazado, de forma que terminaría a la altura del puente de la Txantrea en una vía de un carril en cada sentido, generándose un estrangulamiento, sobre todo para el tráfico que fuera en dirección al puente de El Vergel.
Es de prever, pues, que la siguiente actuación a proponer sería la continuación del vial hasta dicho puente, seguramente con un cambio de trazado respecto de la actual calle del Vergel (sinuosa y necesitada de intervenciones para convertirla no en un vial, sino en una vía urbana transitable en condiciones adecuadas por peatones). De modificarse el trazado, se invadiría, para colmo, una zona de alto valor ambiental y paisajístico destinada a actuar como pulmón verde de la ciudad (el meandro de Aranzadi), afectando probablemente al centro de educación especial y la residencia para la tercera edad allí localizados. Además, se crearía una nueva barrera entre San Pedro-Txantrea y las murallas (y por tanto el centro de la ciudad), que se verían igualmente agredidas. Por supuesto, el tráfico generado por el vial alcanzaría también a la Rotxapea (calle Río Arga hasta el puente de las Oblatas), una vía que también discurre entre las casas y una zona verde (el parque fluvial), con los riesgos que conlleva.
Sin olvidar que el proyecto afecta a una zona, el meandro de la Magdalena, cuyo uso y diseño final ha de ser cuidadosamente planeado, delimitándose la edificabilidad y preservándola como zona verde y de esparcimiento de alta calidad. No hay que descartar que todo esto no sea más que el primer movimiento para su urbanización completa, lo que constituiría una mala noticia.
En suma, la esencia del asunto es que se construye una vía de gran capacidad para conectar dos extremos del área urbana, atravesando el centro de la misma y afectando a zonas verdes de gran valor (Magdalena, Irubide, Aranzadi). Una barbaridad atendiendo a los cánones admitidos sobre diseño urbano, movilidad y sostenibilidad y que se agudiza en el caso de Pamplona, como ya ha reconocido la propia Mancomunidad, donde una política salvaje de aparcamientos en el centro y de fomento de la movilidad en vehiculo privado ha colapsado amplias zonas de la ciudad y genera enormes costes ambientales y para la calidad de vida de la población.
No hay comentarios:
Publicar un comentario