viernes, 2 de septiembre de 2011

La hora (actual) de Nafarroa Bai


Nafarroa Bai parece condenada a un estado de perpetua incertidumbre. A las lógicas fricciones ligadas al funcionamiento ordinario y que se plantean en cualquier organización (quizá en este caso con mayor acritud por tratarse de una coalición en la que, por tanto, la cadena de mando es más difusa), se han añadido otras de carácter existencial. Los meses que se vivieron hasta el cierre de lo que se dio en llamar Nafarroa Bai 2011 fueron agónicos y mantuvieron a muchas personas durante mucho tiempo en una zozobra constante. Finalmente el proyecto salió adelante y, después de resistir el embate de Bildu, tras una legislatura con muchas más sombras que luces, con casi todo en contra, Nafarroa Bai consigue mantener el tipo en el Parlamento de Navarra y continúa siendo, con diferencia, la segunda fuerza en Pamplona. No es poco. Porque, además, y ésa es seguramente la más valiosa aportación de Nafarroa Bai, se configura un espacio propio fundamental para que el cambio en Navarra llegue a ser posible. Hay ahí un capital acumulado que sería una lástima, y un grave error, desperdiciar.


Apenas digeridos los resultados electorales, el anuncio de convocatoria de elecciones generales ha acelerado otra vez el ritmo político. Surge la propuesta de unir la izquierda abertzale en una sola candidatura, que afecta de lleno a Nafarroa Bai. Ciertamente, la dirección de Aralar (que es el origen de la propuesta concreta) plantea una coalición entre Nafarroa Bai y Bildu. Sin embargo, no parece una alternativa viable, por lo que puede llevar a la ruptura de Nafarroa Bai.

Antes de entrar en materia, una constatación: Nafarroa Bai molesta en el panorama político navarro. Molesta a UPN porque es consciente de su potencialidad y tiene mucho interés en preservar un estado de cosas que le ha asegurado el Gobierno durante muchos años y se lo puede garantizar por décadas: prefiere tener enfrente a Batasuna que a Nafarroa Bai. Molesta al PSN, rehén de su pacto permanente con la derecha y abocado al papel de mera bisagra de no recomponerse el statu quo previo a la aparición de Nafarroa Bai. Molesta a Batasuna que tolera mal el debate y prefiere ser el único representante de la izquierda abertzale, aun a costa de perder peso político en Navarra y renunciar a cualquier posibilidad de gestionar e influir. Prefieren un rinconcito confortable desde el que lanzar sus andanadas fundamentalistas, con tal de no tener competencia. Y trasladan a Navarra la lógica política de la Comunidad Autónoma Vasca. Porque no nos engañemos, cuando Batasuna habla de construcción nacional razona en términos de Vascongadas. Ahí Navarra pinta poco. Iparralde, mucho menos. Por poner un ejemplo, se insiste mucho en que el enemigo es el PNV. Pues no, en Navarra es UPN. Y si no se interioriza eso, nos podemos pasar la vida haciendo el caldo gordo a UPN por intentar perjudicar al PNV.

Tanto el PNV como Zabaltzen han respondido negativamente a la propuesta de Aralar. Argumentos hay para todos los gustos y todos respetables. Comparto muchos de ellos. Aralar ha llegado a una encrucijada y debe decidir qué dirección tomar. Y no es fácil. Creo que la estrategia propuesta por la dirección es perdedora en todos los escenarios; tampoco entiendo las prisas; pero el margen de error es amplio y, evidentemente, no voy a entrar en cuestiones internas que no me competen.

La importancia de la decisión que tome Aralar tiene que ver, visto desde Nafarroa Bai, con su aportación a la coalición. ¿Cuál es esta? Más allá de la meramente cuantitativa, sujeta a controversia por la dificultad de medirla, Aralar es el anclaje de Nafarroa Bai en la izquierda. De hacer caso a los estudios sociológicos, un buen porcentaje de votantes de Nafarroa Bai se considera de izquierda, incluso más que, por ejemplo, los votantes de Izquierda Unida y no digamos nada de los del PSN. Proporciona, pues, un elemento que ha sido, a mi juicio, fundamental en la definición de ese espacio propio social, político y electoral.

Asi pues, sin Aralar Nafarroa Bai sería otra cosa, completamente distinta. Para empezar, perdería dispersión (en el sentido estadístico) y por tanto horizonte social. Sería (se llame como se llame, supongo que las posibilidades de que mantenga la denominación son muy reducidas, por no decir nulas) una organización apoyada en dos “patas”: un partido político, el PNV, de centro. Y una asociación (que no cierra la puerta a convertirse en partido), Zabaltzen. Zabaltzen es, hoy por hoy, una agrupación más o menos etérea, aglutinada en torno a un liderazgo carismático, por lo demás valioso y potente. Pero nada más. Si se me permite, diría que corre el riesgo de ser la versión navarrista de EA. De alguna forma, EA ha sido el único partido vasco netamente nacionalista. El resto de sus componentes ideológicos ha carecido de fuste, lo que quizá explique sus bandazos por el espectro político vasco. Sin un anclaje solvente en la izquierda, Nafarroa Bai tendrá existencia (insisto, haciendo abstracción de denominaciones), pero no como la ha tenido hasta ahora. Seguramente volveremos al patrón tradicional, con una izquierda abertzale oscilando entre seis y ocho escaños y otra agrupación en torno al PNV con tres o cuatro. Esperanzador.

Justo ahora que la evolución parecía ser favorable, nos empeñamos en retroceder treinta años, dilapidando el capital acumulado y sin sacar consecuencias de lo ocurrido desde entonces (ni asumir responsabilidades). Aún es pronto para decirlo, porque hay que dejar que sucedan las cosas y que se vayan tomando decisiones complejas, a muchas bandas y en muchos casos interdependientes. Pero personalmente me empiezo a temer que, por primera vez, el 20N no tenga una opción a la que votar. Anteriormente siempre la ha habido: con más entusiasmo, con menos, con las narices tapadas, de muchas formas. Ahora quizá ni eso.
Aunque siempre queda la opción de escribir Nafarroa Bai en una papeleta en blanco...

7 comentarios:

  1. Interesante reflexión... Personalmente, me siento cómoda con NaBai. Otra cosa dejaría mi voto en casa. Así de claro.

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  2. Como ha dicho el anterior comentario, interesante reflexión y creo que afortunada porque pone el punto sobre la ies sobre el conponente de izquierdas de lo que quedaría en NaBai.Aralar, como partido, se va con Bildu pero ¿qué pasa con el 40% que no está de acuerdo con esa decisión? ¿Trabajarán por sacar adelante a NaBai? ¿Simplemente la votarán? o ni eso...En el supuesto de que un número de personas importantes de Aralar se quedará en la organización de NaBai ¿no garantizaría ese enclaje en la izquierda del que hablas?
    Creo más necesaría que nunca la permanencia en NaBai de personas como tu.
    Juan Carlos, no tires la toalla

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  3. Como simpatizante de la IA que soy de toda la vida, por supuesto tolero mal el debate (y el alcohol); pero cuando me lo ponen delante, me puede la tentación (me pasa también con el vino -y con las mujeres, aunque afortunadamente a éstas las tolero bastante mejor-). O sea que allá voy:

    Considerando que el "rinconcito confortable desde el que lanzar andanadas fundamentalistas" puede ser tranquilamente el 20-N primera fuerza en Hego EH, y considerando también que, vaya por dios, tú puedes no tener a quién votar (no será por falta de papeletas), "ni con las narices tapadas" (pobrecillo), cabe sugerirte que la próxima vez que te mires al espejo te reúnas contigo mismo y aproveches para hacerte algunas preguntas "de tú a tú". No vaya a resultar que, mira por dónde, aquí el único fundamentalista seas tú, y no te hayas enterado.

    Otros motivos de discrepancia sobre tu escrito voy a pasarlos por alto, porque justo es decir también que me agradó tu artículo de las autopistas (que fue el que me trajo hasta aquí). Y porque al fin y al cabo, los perversos y fundamentalistas miembros de la IA, como todo el mundo sabe, toleramos mal el debate.

    Agur

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  4. Kar,kar,kar...me parto la caja con este sentido del humor de los Batasunis de toda la vida. Y para gracieta buena lo del Gayarre. El balon se lo habeis vuelto a dar a UPN, y estos si que no os dejan jugar ni a la de mil. Pringaus!

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  5. Supongo que para algunos es difícil de entender. Aralar afronta ahora y siempre las elecciones buscando las mejores tácticas para que sus principios ideológicos (izquierda y abertzale) salgan lo mejor parados posible. En los últimos 10 años ha conseguido (no sólo es mérito suyo por supuesto)dar un giro estratégico hacia la unidad independentsita de todos los abertzales y hacia el enfoque de la pelea por cauces exclusivamente políticos (destierro de la violencia)que supone un salto cualitativio en la política vasco-navarra. Dejar a la otra sensibilidad de la izquierda abertzale de lado en este momento, después del meritorio camino que está recorriendo, sería un error estratégico y una apuesta por "la seguridad", muy respetable, pero lejana a la identidad de Aralar.
    A pesar del riesgo, de las críticas y de los miedos... creo que la opción de Aralar merece la pena.

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  6. Por si se ha entendido otra cosa, en ningún momento he puesto en duda el proceso argumental por el que en Aralar se ha llegado a esa conclusión. Lo entiendo perfectamente y me parece razonable y coherente. Pero yo llego a conclusiones bastante distintas y en mi opinión no es la estrategia adecuada, porque creo que es perdedora, para NaBai y para Aralar. Pero, por supuesto, puedo estar equivocado. Lo mismo que ni me he negado ni, creo, me negaré a colaborar con lo que en el texto he llamado Batasuna por abreviar.

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  7. Pues yo creo que la decisión de Aralar, aunque precipitada y tomada por el aparato, pasando de las bases, va a ser buena; pone un poco de orden en el gallinero: la izquierda con la izquierda y la derecha con la derecha, que el PNV nunca ha sido de centro, Juan Carlos, y H11 tampoco. Que está muy bien tener una opción vasquista que aglutine a las izquierdas (ya veremos qué pasa con EA) y otra que lo haga con las derechas. Al pan, pan, y al vino como locas.

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