Por si alguien no se ha enterado, hoy (hora más, hora menos, no es cosa de andar con pejigueras con los husos horarios) son las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América (en México suelen decir la Unión Americana porque ellos también son Estados Unidos). Puestos a elegir, parece preferible Obama a McCain, aunque tampoco hay que dejarse deslumbrar. Mi candidata era Clinton, la veía mucho más capaz, decidida y con algunas ideas claras. Obama no parece contener nada bajo esa envoltura brillante y atractiva, puro fenómeno mediático más preocupado por los vaivenes de los sondeos que por dotar de contenido real a su programa.
Hay que tener cuidado al trasladar la jerga política estadounidense a sus equivalentes fonéticos europeos, porque su significado es bien distinto. Téngase en cuenta que Estados Unidos es un país gobernado por una plutocracia apuntalada por una clase media profundamente identificada con el sistema. Sistema que, no se olvide tampoco, goza de una fuerte legitimación entre las clases populares, aunque no participen habitualmente en el proceso político. Así, una lectura cuidadosa del programa económico de Obama revela que se dirige fundamentalmente a la clase media, con sus ofertas de rebajas fiscales y mejoras sociales.
Pero el análisis de las políticas de Obama queda para su —deseable, dadas las alternativas disponibles—puesta en práctica. Aquí me interesa sacar a colación una cuestión que me llama la atención, como es que reiteradamente se diga que Obama puede ser el primer presidente negro en la historia de su país. Fijémonos en la expresión: negro. Hay un sustrato racista en ello. No por resabios políticamente correctos sobre si usar ese u otro término, sino porque el mismo hace referencia a un concepto de «blanco» restrictivo y excluyente. ¿Por qué, por ejemplo, a una persona que tenga sólo un progenitor blanco ya no se le considera blanco? ¿Por qué personas cuya blancura de piel supera la de muchos blancos de generaciones, no son consideradas como tales si tiene una sola gota de sangre no blanca? ¿No es un a estupidez todo esto? Y sobre todo, ¿no es una estupidez con tintes racistas, que implícitamente supone que el estándar con el que medir todo lo demás es «lo blanco»?
Y ello sin entrar en el hecho de que las diferencias de color son accidentales y que puede haber diferencias biológicas de mucho mayor calado entre personas del mismo color. Pero ahí seguimos, alimentando concepciones falsas y, lo que es peor, dañinas. Mundo estúpido…
Sueño con que mis cuatro hijos vivan un día en un país donde no se les juzgue por el color de su piel", dijo hace 45 años Martin Luther King en un EEUU muy distinto, en el que la posibilidad de que un negro llegara a la Casa Blanca parecía imposible de alcanzar.
ResponderEliminarTú artículo es penoso
Luther King decía eso en un contexto de discriminación que sigue existiendo y nadie niega. Precisamente uno de los componentes (y muy insidioso) de esa discriminación es que la referencia siempre es el "blanco", de manera que en cuanto hay alguna mezcla ya no se es blanco. Así, un hijo de blanca y negro o negra y blanco nunca es blanco. Ni lo seran sus descendientes, al menos mientras se guarde memoria. Ahí radica lo absurdo de discriminar por el color de la piel. Suena a los certificados de cristianos viejos que se daban en otro tiempo. La discriminación empieza en el mismo momento en que alguien se atribuye la capacidad de asignar a las personas a un grupo u otro.
ResponderEliminarPor supuesto, que alguien de un grupo discriminado consiga llegar a un puesto así siempre es una buena noticia.
Quizá me había explicado mal y quizá este comentario sólo contribuya a embrollar aún más el argumento...
Kokotxas News (agencias). Según ha podido saber el kokotxero, NUESTRO ENVIADO ESPECIAL, hoy habría tenido lugar una reunión secreta entre Ciudadanos por el Cambio, Rosa Díez y un destacado miembro de UPN con el fin de tantear la posibilidad de conformar una lista conjunta para las próximas elecciones europeas.
ResponderEliminarA pesar de la buena sintonía en el que ha transcurrido el primer contacto, los de UPD verían a UPN como un partido demasiado nacionalista.