En octubre de 2004 se cerró un acuerdo en virtud del cual Acciona adquiría el 50% del capital de Energía Hidroeléctrica de Navarra (EHN) a Sodena (39,58%) y Caja Navarra (10,42%). De esta manera Acciona se convertía en propietario único de EHN, puesto que en 2003 ya había adquirido el otro 50% a Cementos Portland (21%), Sodena y Caja Navarra (17%), así como la autocartera generada tras la retirada de Iberdrola (12%). Acciona es un conglomerado diversificado que, en el momento de su entrada en EHN contaba con una potencia instalada en energía eólica de 138 megavatios, frente a los 573 megavatios de EHN.
La operación suscitó considerable polémica, por su justificación, por el procedimiento seguido —de dudosa legalidad— y por el uso que se dio a los 307 millones de euros en plusvalías obtenidos por el Gobierno de Navarra, invertidos en Iberdrola en unas condiciones más que discutibles. Entre las razones para justificar la venta, se adujo que ya había sido completado el mapa eólico de Navarra o que el plan estratégico de EHN preveía unas inversiones de 2.000 millones de euros que el sector público navarro no podía asumir. Y, sobre ellas, la fundamental, la más esclarecedora: era, en palabras de Sanz, «positiva para los intereses generales de los navarros». Dejando aparte esta última, por vacía e inconsistente, las otras dos tampoco tienen demasiada enjundia y parecen más bien dictadas por la necesidad de decir algo: la primera porque EHN estaba ya experimentando una expansión que, en la medida en que podía permitir la adquisición de una dimensión adecuada para enfrentarse a las necesidades financieras que impone mantenerse tecnológicamente en puestos de cabeza, ha de ser considerada saludable; la segunda, porque el mencionado plan fue elaborado estando ya Acciona en EHN y, seguramente, atendiendo a sus intereses corporativos.
No es raro que una empresa llegue a un punto en su existencia en el que se enfrente a la disyuntiva de dar el salto más allá de su mercado de origen (muchas veces regional o local) o desaparecer en el torbellino de la competencia internacional. Es, pues, una cuestión de pura supervivencia, que puede asegurarse (de tener éxito) por dos vías: el crecimiento a partir de los propios recursos o la integración en una empresa o grupo más grande, a menudo multinacional. El grupo cooperativo de Mondragón (con 4.000 empleos en Navarra) es un ejemplo de lo primero; la fuerte presencia de multinacionales en Navarra refleja, en parte, lo segundo). Que se opte por una u otra vía depende tanto de la idiosincrasia empresarial como del contexto, es decir, del sesgo de la política industrial y tecnológica (cuando existe).
Tradicionalmente la políticas de fomento han consistido en Navarra en la atracción de inversiones foráneas. Ello ha dado buenos resultados y ha permitido un crecimiento sostenido, con sus efectos ya conocidos sobre la renta y el empleo. A cambio, los centros de decisión están fuera. Además, los grupos multinacionales tienden a localizar sus actividades de I+D allí donde se ubica la sede social de la empresa, normalmente su lugar de origen. Navarra puede terminar, como consecuencia de este proceso, reducida a una región puramente manufacturera, con el riesgo consiguiente —esta vez sí— de deslocalización.
EHN reunía las condiciones para superar estos dos obstáculos. Por un lado, podía haber sido el centro de un grupo industrial potente con centro en Navarra (toma de decisiones, I+D); por otro, constituir el motor del desarrollo tecnológico en un campo tan sensible y con tantas posibilidades de futuro como el de las energías alternativas. A pesar del compromiso de Acciona, las decisiones de mayor trascendencia ya no se toman aquí y, en cualquier caso, se está al albur de la conveniencia de una empresa cuyo grado de compromiso puede variar por circunstancias que quedan fuera del control del Gobierno de Navarra. Cuando tantos gobiernos desearían tener una herramienta como EHN para incidir en el desarrollo económico y tecnológico, en Navarra se desperdicia con razones, las oficiales, de escaso fuste.
(Publicado en El Debate de Navarra el 10 de noviembre de 2007)
Buenas Juan Carlos, soy asiduo lector de tus artículos de opinión, en el Noticias de Navarra, aunque mi árbol familiar viene de Tierra Estella, he nacido y vivo en el Alto Goierri Gipuzkoano, muy pendiente de todo lo que ocurre en Nafarroa. Este artículo me pareció muy interesante cuando lo leí, mi reflexión : qué intereses oscuros tiene los gobiernos de UPN para dar la espalda al resto de Euskalherria, cuando entre las dos comunidades se necesitan para poder ir creciendo con una industria autóctona y no depender de los "caprichos" de capitales más lejanos.
ResponderEliminarPerdona por la "chapada", otro día seré más breve y ánimo a NaBai, apor el segundo.
Iñaki.