jueves, 14 de abril de 2016

La mistificación de Aroztegia

Hay palabras o expresiones que quedan bien, visten y, por ello, se utilizan con profusión, a menudo con sentidos desvariados cuando no aberrantes. Tal ocurre con el término desarrollo económico. En su día sustituyó al de crecimiento, más concreto y que empezaba a estar mal visto por sus claras y negativas implicaciones sociales, económicas y ambientales en su planteamiento a ultranza. Hoy, dando un paso más, el calificativo tiende a intercambiarse por el de sostenible, que parece tener resonancias de respeto ambiental, si bien la promiscuidad de su uso y los contextos en que ocurre llevan a pensar que, con demasiada frecuencia, cuando se habla de desarrollo sostenible se quiere decir —o, en realidad, evitar decir— algo tan inherentemente insostenible como crecimiento sostenido.