El Gobierno del Partido Popular congeló el salario mínimo interprofesional para 2012. Dice en la exposición de motivos del Real Decreto que el momento económico “exige la adopción de políticas salariales durante el año 2012 que puedan contribuir al objetivo prioritario de recuperación económica y a la creación de empleo”. También la reforma laboral se justifica así. Es el mantra de la derecha política y económica, que no encuentra mejor remedio que la explotación laboral y la precarización extrema del trabajo.
sábado, 25 de febrero de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
Reforma laboral, reactivación económica y creación de empleo
La reforma laboral está dando mucho que hablar, y con razón. Cuanto más y más profundamente se analiza, más espanta, por lo que significa de banalización del trabajo y unilateralización extrema de la relación laboral. Todo queda en manos de la empresa, que podrá hacer y deshacer a voluntad y se da un paso no menor hacia la consideración del trabajo como pura mercancía. El retroceso es claro y significativo y quizá el resultado final no ande lejos de los peores momentos de la explotación de la mano de obra en los albores del capitalismo contemporáneo.
No voy a abundar aquí en los rasgos fundamentales de la reforma, que ya han sido suficientemente destacados. Pero sí centrar el enfoque en algunas cuestiones que se asocian reiteradamente a la misma y que pueden difuminar, disfrazar o falsear su alcance y contenido real.
martes, 14 de febrero de 2012
La autovía del Pirineo y las cuentas de Miranda
Desde que se inició la
legislatura foral, allá por el mes de junio, hemos asistido al lamentable
espectáculo de una sucesión de versiones del presupuesto a rebufo de
circunstancias que tienen más que ver con la irresponsabilidad y la renuencia a
trasladar a la opinión pública el estado real de las cuentas, que con la
coyuntura económica como tal. Ciertamente, la situación económica ha ido
empeorando en la segunda mitad del año y ello habrá influido, entre otras
cosas, en el estado de ingresos y gastos públicos. Pero ello no justifica el
baile de correcciones y, sobre todo, de explicaciones contradictorias entre sí
y a menudo absurdas. Se abona así la impresión de que las cuentas públicas de
Navarra siguen siendo un desbarajuste. Tengo serias dudas de que los miembros
del Gobierno —con la probable, pero no evidente, excepción del Consejero
Miranda— estén al tanto de la situación y mucho menos de que lo estuvieran al
inicio de la legislatura o cuando aceptaron sus nombramientos.
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